LA FIEBRE. Ejército de Salvación y Ejército de Esqueletos. ¿En cuál te alistas tú?

Ilustración del Ejército de Esqueletos

Hacía mucho que no escribía bajo la etiqueta LA FIEBRE. No quiere decir, desgraciadamente, que ya no exista. Sí, quizá, que ha bajado un poco la temperatura. Por pura persistencia. Por hartazgo, aburrimiento, repetición.

La última vez que escribí sobre ella fue el 29 de diciembre, justo cuando se habían inoculado las primeras vacunas en España. A Araceli y a Mónica. Desde entonces, un importante porcentaje de la población ya está con el antídoto (me llama la atención el empleo de ese término) y nos hemos familiarizado con los nombres de las casas farmacéuticas que han fabricado diferentes compuestos contra el virus del COVID19.

Entre tanto, pasamos una ola bastante fuerte tras las navidades, con hospitales desbordados, enfermos, víctimas y restricciones asociadas con el fin de contener esos efectos. Algo súper integrado ya en nuestra cotidianidad coetánea pese a lo extraordinario de la situación. Afortunadamente y, según los expertos o los catalogados como tal, la situación parece que va mejorando, gracias, fundamentalmente, a la inmunidad que poco a poco se va alcanzando vía pinchazos. Al menos, aquí en España. En otros lugares del mundo aún se ven escenas complicadas.

En estos meses, podía haber hablado de todo esto, haber celebrado el primer aniversario de toda esta historia o haber comentado el hartazgo o el cansancio o el agobio ante la ausencia de vida social o, mejor dicho, la contradicción entre la necesidad de vida social y el respeto que el bicho sigue ejerciendo para alguien como yo, de tendencia hipocondríaca.

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Primeros peros de 2021

1 de enero de 2021.

Me he despertado muy pronto. No me acosté demasiado tarde, pero sí lo suficiente como para considerar que he madrugado en exceso.

Un leve dolor de cabeza me recuerda que bebí bastante vino. No demasiado, pero sí lo suficiente como para llevarme a pensar en las monstruosas resacas de hace años a las cuatro de la tarde de año nuevo.

Mirando por la ventana compruebo que no hay demasiados restos de serpentinas, guirnaldas, fragmentos de petardos. La calle no está excesivamente sucia, pero sí lo suficiente como para intuir que anoche fue Nochevieja.

Mirando por la ventana veo que, para ser año nuevo a las 09:00 de la mañana, hay bastante gente haciendo deporte y paseando al perro. No es tanta como cualquier otro día, pero sí la suficiente como para adivinar que esta no ha sido una despedida de año como la de otros años.

A eso de las 07:15 de la mañana, pero siendo aún de noche, he oído a un grupo de chavales y chavalas hablando en un tono elevado debajo de casa. Me he asomado y ahí estaban, vestidos de gala, con signos de embriaguez. Me ha molestado, lo admito, la irresponsabilidad de estos chicos y chicas saltándose las normas impuestas por la pandemia; y también el ser consciente de que habrán proliferado los cotillones clandestinos, pero no puedo evitar empatizar con su momento, con su edad, con sus ganas de fiesta y entender su (tópica) tendencia a saltarse las normas del mundo adulto (y eso que, seguro, en general, la mayoría de jóvenes habrán cumplido)

Arranco 2021 con peros.

Buenos días. Feliz año.

* ¿La imagen? De las Paredes que Hablan, claro.

LA FIEBRE. Vacunas.

Vaya llorera me pegué el domingo viendo los telediarios. No tanto por las vacunas – que también – sino porque los viejillos y viejillas siempre me despiertan mucha ternura, me emocionan; incluso, desde un punto de vista negativo, me generan un sentimiento paternalista que, bueno, no sé, creo que no funcionaría si tuviese que desempeñarme profesionalmente con este colectivo de personas. O sí, no sé.

Bueno, como he dicho, la llegada de la vacuna Pfizer a España y al resto de Europa y a otros sitios (otro día hablamos de lo que tardará en llegar lugares más desfavorecidos, una injusticia más) también contribuyó a mi mar de lágrimas. Pocos minutos después de ver en directo cómo se administraban las dos primeras dosis, escribí esto:

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Cienfiebres Musicales. Especial Cosecha 2020 (y IV)


Último episodio de Cienfiebres Musicales del año; cuarto y último especial Cosecha 2020. La banda sonora corre a cargo de:

SUFJAN STEVENS: Lonely man of winter (Sintonía)
LOS RETUMBES: A retumba abierta
THE IMPRESSIONS: People get ready
BIZNAGA: 2K20
LOS CIDS: I got the feeling
LOS PLANETAS: Cumpleaños total
BILL WITHERS: Ain’t no sunshine
JAY & THE TECHNIQUES: Apples, peaches, pumpkin pie
MELENAS: Ciencia ficción
ART BLAKEY: Quick trick
ELVIS COSTELLO: Waiting for the end of the world
MILES DAVIS: Move
AMAIA: Nuevo verano (Colección de Favoritas – Cosecha’19)
MICHAEL KIWANUKA: Final days (Colección de Favoritas – Cosecha’19)

Estas canciones aderezarán el repaso a un año (desgraciadamente) inolvidable. Un año en el que palabras como pangolín, gel hidroalcohólico o inmunidad de rebaño han adquirido un protagonismo inusitado.

Si quieres saber por qué estas canciones y no otras, dale al play.

¡FELIZ AÑO! Nos volvemos a encontrar a finales de enero, principios de febrero, en la tercera temporada de CIENFIEBRES MUSICALES.