La Habitación Roja: LHR / Largometraje

[Esta entrada la escribí un 26 de septiembre de 2013 en La Furgoneta Azul bajo una (fallida, en mi actual opinión) etiqueta llamada Biocríticas, en la cual pretendía revisar determinadas obras discográficas pero lejos de los habituales parámetros para hacer críticas. En fin, que es un poco, más o menos, lo que he hecho otras veces aquí, en Cienfiebres, bajo el hashtag Mi Banda Sonora y bueno, pues por eso la traigo aquí]

Una de las primeras citas con ella consistió en acompañarle a una tienda de discos. Además de pasar un rato revisando CD’s, ella acabó comprando el ‘Lost Souls’ de Doves y ‘The Sophtware Slump’ de Grandaddy. Y luego un paseo. Todo muy cariñoso pero sin besos, ni caricias. Ese era el acuerdo.

Yo le conocía de bares comunes y de coincidir en clase. Sabía que le gustaban Los Planetas, Oasis y bandas del palo. Y pasó. Había feeling, se notaba. Después, llegó el acuerdo. Nada por el momento. Había que aprender, como decía la canción, lo que duele un verano.

Y éste, el verano, fue pasando y, por tanto, el acuerdo tenía que llegar a su fin, para bien o para mal. Había que tomar una decisión.

Pocos días antes de dilucidar un camino, una nueva cita. Le llevo dos discos de una banda de Valencia que creía le iban a gustar. Yo les había descubierto en un bar al que ella no iba y me había comprado sus dos primeros discos: ‘La Habitación Roja’ y ‘Largometraje’.

– “Toma. Escúchalos. Ya me dirás qué te parecen”.

Y hasta ahí. Ya saben. El acuerdo.

Y se acabó. Decidí. Nunca supe lo que le parecieron. No volví a recuperar los dos primeros discos de La Habitación Roja. No tuve el valor, obviamente, de pedírselos. Me los tuve que volver a comprar.

Cienfiebres Musicales #9: Bares, ¡qué lugares!


Instigado por el extraordinario retrato que Holden Fiasco realizó hace unas semanas a El Tubo en su blog y partiendo de la máxima expresada por David Andrés, aka Kalbo, de que los bares son esenciales, el noveno episodio de Cienfiebres Musicales va dedicado a los garitos, máxime en un momento en el que, a consecuencia de la maldita pandemia, están en el punto de mira.

Eso sí, mi pequeño homenaje, aunque se haga extensible a todos los bares en general, está dirigido a cuatro establecimientos que, en mayor o menor medida, me han influido en mi biografía personal y musical; cuatro garitos de mi pueblo, Barakaldo, que han sido importantes para un montón de gente: Aterpe, Alaska, Tubo y Panorama.

¡Fuerza y ánimo! ¡Va por ustedes!

Suenan:

LA HABITACIÓN ROJA: Crónico // GEORGIE FAME: Somebody stole my thunder // OASIS: Married with children // PARÁLISIS PERMANENTE: Héroes // GABINETE CALIGARI: Tócala Uli // LOS ENEMIGOS: La cuenta atrás (2020) // PET SHOP BOYS: Happy people // BAND À PART: Templos y neones // JUAN MURO: Teu sapato // LOS JAMBOS: Noche de diez

Cienfiebres Musicales #5. Pradejón y el Serie B.

Un ejercicio de expiación. Tirarme de los (cada vez más escasos) pelos por no haber ido al Serie B de Pradejón. Y no hacerlo cuando me pusieron sobre aviso y, sobre todo, cuando esta localidad se convirtió en un destino casi familiar. Y flagelarme porque, teniendo la oportunidad en bandeja, me perdí a bandas de la talla de Beachwood Sparks, Yo la Tengo, Arthur Lee o los Dr. Explosion en un festival del que todo el mundo destaca su carácter cercano y el buen rollo que reinaba en él. Un festival de cuando lo más importante en los festivales era la música.

En fin, pues de esto va el número 5 de Cienfiebres Musicales. Una flagelación pública y también, claro, un pequeño homenaje y reconocimiento a las personas que hicieron posible el Serie B de Pradejón.

Suenan: El Niño Gusano, Stereolab, Bronco Bullfrog, El Bicho (Josetxo Ezponda), Guided by Voices, La Habitación Roja, Los Planetas, John’s Children y T. Rex.

Cienfiebres Blogcast #3. No será peor de lo que era, seguro que es mejor.

[A partir de aquí, lean como si estuviesen escuchando]

Bienvenidas, bienvenidos al número 3 de Cienfiebres Blogcast… hoy con una edición especial dedicada a un amigo que el pasado viernes terminó su cuarentena hogareña, en la que ha tenido que estar después de once días previos ingresado en el hospital. Va por él, por todas las personas que están enfermando estos días, por las que no, por las que salen y por las que desgraciadamente no… un amigo que me lo imagino aquí al lado, como cuando hacíamos LFA en BI FM, o sea, un apasionado de la radio, y un amigo que me lo ha puesto fácil para este programa ya que durante el proceso de convalecencia por COVID, él fue poniendo una especie de banda sonora que compartía con sus amigos… arrancamos, pues… va por ti, Jon:

Sonaba «Indestructibles», cuarto corte del álbum «Fue eléctrico» del grupo valenciano La Habitación Roja. Esta nos la mandaba Jon el 25 de marzo, tras pasar sus primeras horas ingresado, tras acudir a urgencias porque no mejoraba tras unos cuantos días de fiebre y tras diagnosticarle neumonía. Acompañaba la canción con unas palabras en la que lo que significaba es que leía nuestras muestras de ánimo y cariño. Él también nos mandaba una ración de ello desde la habitación del hospital.

Repasando la letra de este tema, hay un fragmento que, sacado de contexto o, mejor dicho, trayéndolo a esta realidad que nos rodea, cobra un siniestro sentido:

No lo recuerdan ni los viejos del lugar
Nuestros gobiernos no aciertan a concretar
Si hubo algún indicio, alguna señal
Que lo hiciera sospechar

Bueno, pues esa fue la primera que nos mandó Jon… si quieres conocer la segunda, ahí va…

Cinco días después, el 30 de marzo, fue la siguiente vez en la que el bueno de Jaet (éste era su nick en LFA) se puso en contacto con nosotros mandándonos una canción, ese «Acquiesce» de los hermanos Gallagher, single que salió en el año 1995, mismo año que salió el mítico «What’s the story morning glory» aunque no entró en dicho disco.

Junto al enlace a la canción, Jon nos decía esto: «Poco a poco voy dando pasitos para adelante. Me han bajado el oxígeno y esperan quitármelo mañana. Cuidaros y cuidad de los vuestros, becouse we need each other. Rock and roll«.

Seguimos en este programa especial… con este pepinazo…

Uno de los hits más clásicos y reconocibles de Los Planetas, ese «Cumpleaños total» que Jon usó sólo un día después de su última comunicación para traernos buenas nuevas sobre su estado, lo que le llevó a rescatar esa frase de la canción que dice «No será peor, seguro que es mejor», mensaje positivo que ha servido para titular este tercer Cienfiebres Blogcast y que inspiró a una amiga de la cuadrilla para que todo el grupo de amigos y amigas confeccionásemos un vídeo de ánimo para Jon con este tema de fondo…

Afortunadamente, esta especie de crónica musicada de un convaleciente por coronavirus va llegando a su fin…

Pues sí, final feliz. El 3 de abril Jon nos escribió desde su casa. Es más, nos envió un vídeo protagonizado por él acompañado de este clásico atemporal de Oasis (se ve que el amigo no es muy fan de los Gallagher, no…) remarcando que ya era libre de ser lo que sea…

Yo voy a recordarle que aún le quedaban dos semanas de reclusión en una habitación, lo cual me lleva a dedicarle un último tema, éste de mi cosecha pero jugando sobre seguro… no sin antes mandar ánimos a toda la gente que pueda escuchar-leer ésto desde sus casas o desde la habitación de un hospital, tratando de subrayar que a pesar de que todo esto es una puta mierda, mucha gente se recupera y sale… KEEP THE FAITH!

Así que nada, cerramos este tercer Cienfiebres Blogcast con Dodgy, grupo poco reconocido, en mi opinión, de entre las muchas bandas que cupieron en ese saco llamado brit pop y con un tema, «In a room», que es el que le quedaba a Jon para rematar esta especie de banda sonora sobre el coronavirus, su banda sonora… espero que guarde este programa como recuerdo, aunque dudo mucho que lo vaya a olvidar… Cuídense y hasta la próxima.

18 de agosto. Mi Banda Sonora.

He descubierto en el coche un CD en el que, escrito con rotulador, se lee Ebrovisión 2012. Es, como podéis imaginar, una selección de discos de algunas de las bandas que actuaron en dicha edición de nuestra querida cita mirandesa. Sound of Arrows, Pegasvs, We are Standard, Corizonas… Ese fue el último año que acudimos a nuestro festival favorito. Hasta éste. Este 2015, coincidiendo con el 15º aniversario, volveremos al Multifuncional de Bayas, a la Orosco, a la paella del sábado, volveremos a saludar a amigos y a disfrutar de uno de los eventos más lúdicos y familiares relacionados con la música que yo haya disfrutado nunca.

Pero bueno, si cuadra, ya volveré por aquí a escribir cuatro letras al respecto de Ebrovisión 2015, que esta entrada está para contaros qué he escuchado estos últimos días. El CD del Ebro 2012 decía. Pero, más concretamente, me quedo con tres discos que hay en él. Dos de ellos me gustaron mucho en su momento, tanto que me los acabé comprando. El tercero es un álbum al que no presté mucha atención y que ahora, varios años después, me ha conquistado de forma sorprendente y, por tanto, trataré de hacerme con él.

Los primeros son el «Fue eléctrico» de La Habitación Roja y «El murmullo» de Templeton. El disco de los valencianos, octavo de su trayectoria, supuso mi reconciliación con ellos. Para mí fue una vuelta a su lado más fresco, más pop, menos introspectivo, por así decirlo. De hecho, alguno de los miembros de LHR llegó a afirmar que con «Fue eléctrico» pretendían hacer un trabajo en el que cada uno de sus temas sirviese para abrir un concierto. La verdad es que sigue siendo un disco que, por ejemplo, como es el caso, es muy disfrutable para desgañitarse conduciendo.

«El murmullo» de Templeton fue mi disco nacional del año. El número 1 de la lista de La Furgoneta Azul que confeccioné en 2012. Como ya me explayé allí al respecto, no me extenderé aquí y os pego las loas que vertí sobre él no sin antes indicar que envejece de maravilla:

… pero (ver puesto nº2) llegó “El Murmullo” y me conquistó. O me emocionó tanto que, al final, me rendí a sus innumerables encantos. Una obra magna de pop atemporal (jo, qué rockdeluxiano me ha quedado eso), un trabajo exquisito, perfectamente definido, ensamblado… Con un cierto toque conceptual (aunque quizá no lo tenga, pero yo lo vivo así), con todo lo que tiene que tener un extraordinario álbum de pop: canciones. Sí, pero qué canciones: ora intimistas ora luminosas… Hits pinchables en sesiones con gusto y temas para disfrutar en la soledad del hogar… Pasajes oníricos y psicodélicos… No sé… A lo mejor exagero con este disco de los cántabros Templeton pero a veces yo mido la calidad de un álbum por la capacidad que éste tiene para ponerme la piel de gallina, la capacidad de darle al repeat a algunos de sus temas (he debido de rallar ‘Miedo de Verdad y en Condiciones’ o ‘Miércoles Capitulo’ o ‘Mar Cantábrico’), la capacidad para hablarle de él y de sus canciones y de sus letras a mi mujer, por la de veces que lo he compartido en mi muro de Facebook, en mi perfil de Twitter, por la de ocasiones que le he dicho al tabernero de referencia que lo compre para el bar o que se lo grabo, porque en días de resaca me ha hecho llorar… Todas estas razones son indicadores objetivos para mí. Objetividad mezclada con la subjetividad de las emociones. Y, como ya he dicho, si de emociones hablamos, no tengo la más mínima duda de que “El Murmullo” de Templeton es el que más de ellas me ha despertado y ¿sólo? por eso es mi disco del año 2012.

Y el tercer disco a colación es el «El Fluído García» de Sidonie. De estos sí que había pasado mucho desde su tercer álbum, «Fascinado». Sidonie fue un grupo que me flipó mucho, mucho con su primer y homónimo trabajo, un poco menos pero bien con el 2º, el «Shell kids» y un poco menos pero bueno, con el antes mencionado. Me parecía un grupo muy fresco, que interpretaba un pop de tinte 60’s y psicodélico con una pátina lúdica, divertida y que, casualmente, al dar el salto a una major perdieron, a mi juicio, buena parte de esa frescura. Y no quiero con esto evidenciar ninguna animadversión al hecho de que fichasen por una multi. Me parece cojonudo que lo hiciesen pero a mí sus discos «Costa azul» y «El incendio» me parecieron aburridos, típicos de cualquier grupo del montón y absolutamente prescindibles. De ahí que no le prestase nada de atención a «El Fluído García» y, sin embargo, hete aquí que, durante estos días, me ha ido sorprendiendo y ganando. Disco redondo en el que cada uno de sus doce cortes tiene ese algo que me conecta (como me pasó con el de LHR) con sus primeros discos. Un álbum ameno, editado en la misma multi y en el que da la impresión que los catalanes se lo volvieron a pasar bien. Lo dicho, todo un (re)descubrimiento. Y, por cierto, pues ya puestos, tendré que darle una vuelta, por si acaso, a su último trabajo, «Sierra y Canadá».

Como veis, queridos, una banda sonora, la de estos días, cuyo núcleo principal lo han compuesto discos de pop patrio que me están haciendo muy llevaderos mis desplazamientos al curro. Como veis, queridos, esta ha sido mi banda sonora de hoy, martes, 18 de agosto de 2015, fecha en la que quizá debería haber dedicado unas palabras a los Supercampeones de España, el Athletic de Bilbao pero no ha sido posible.