14 de enero. Mi Banda Sonora.

De 2016. Feliz año y tal. ¿Qué tal? Aquí estamos, aunque no lo parezca. Enfebrecidos, claro, aunque no lo compartamos. Fiebres musicales, laborales, futboleras, etcétera. Lo de siempre, vaya. Para ser el primer post que escribo en este año igual me tendría que poner más sesudo y tal, hacer algo como más elaborado pero, mira, no. Me quedo dándoos la vara con lo que he escuchado, escucho o dejo de escuchar, que siempre es más sencillo que generar una pieza de interés o atractiva.

Diré, eso sí, que Mi Banda Sonora, como sección de Cien Fiebres, se ha diluido un tanto en lo que a su característica de regularidad hace referencia. Como muestra, decir que la última entrada al respecto fue el ¡¡20 de noviembre!! Dos meses, prácticamente. Bueno, es igual, con mayor o menor asiduidad, seguiré alimentándola (caigo en la cuenta de que estos preámbulos escritos para explicar las ausencias de equis contenido en el blog son absolutamente innecesarios y carentes de interés para mi audiencia pero, al mismo tiempo, no sé por qué, no puedo evitar escribirlos)

Bueno, va… Al turrón. Tirando de algunas de las cosas que he ido compartiendo desde la mencionada fecha en las distintas redes sociales destacaría el descubrimiento del disco de Sierra, “Tiene mucha fuerza”. Muy interesante.

He de mencionar que hemos escuchado mucho en casa a Petit Pop a raíz del concierto que ofrecieron el pasado 26 de diciembre en La Ribera, organizado por unodos!! Música para niños que, como dice mi amigo Javi, parece que gusta más a los padres.

El fin de año conllevó recopilar mi Cosecha de 2015 y eso, a su vez, me llevó a volver a escuchar algunas de las cosas editadas en los pasados doce meses.

La tradicional compra del número de enero de la Rockdelux y la consiguiente escucha de su CD ha capitalizado Mi Banda Sonora en el coche y de lo que aparece en dicho recopilatorio destacaría la maravillosa canción de Julia Holter “Feel you” o el tema de Destroyer o el de Ezra Furman… Y más. Les ha quedado un CD bonito, la verdad.

Los Reyes me trajeron, fundamentalmente, libros y un par de vinilos, los cuales, obviamente, conformaron buena parte de Mi Banda Sonora de los últimos tiempos. Estos fueron el “Suede” de Suede y el “The Shepherd’s dog” de Iron & Wine.

Y Bowie, claro. Esta semana arrancó desayunándonos con el fallecimiento de una de las mayores figuras de la música pop contemporánea. A los 69 años de edad, David Robert Jones abandonaba físicamente este mundo tras 18 meses de enfermedad. No me extenderé en mayores loas o repasos a su trayectoria porque es muy posible que ya hayáis leído de todo y, si no lo habéis hecho, podéis encontrar piezas infinitamente mejores que lo que yo pudiese escribir aquí. Diré que su muerte, a diferencia de las de otros personajes públicos, sí me ha impactado. Era un tipo especial, diferente, con un atractivo indudable que incluso parece que ha dejado preparada su marcha con un disco salido a la venta apenas dos días antes de su deceso. Su legado queda. Su marcha, asimismo, ha conllevado que me pusiese en casa estos días algunos de sus discos. Hacía mucho que no lo hacía y ha sido todo un gustazo hacerlo. Volver a escuchar esas canciones de cuando era todo un mito entre la aristocracia mod. Volver a disfrutar del “Ziggy Stardust & the Spiders from Mars” o, sobre todo, mi disco favorito de Bowie, el “Hunky Dory” ha sido todo un gustazo. Una pena que estos álbumes hayan capitalizado mi banda sonora de estos días por la causa que lo ha hecho. Una suerte redescubrirlos y haber podido acceder estos días a muchas cosas, historias, anécdotas, detalles, etc, sobre, este sí, todo un galáctico.

Y ésta, amics, ha sido Mi Banda Sonora de las últimas semanas, fechada en el día de hoy, jueves, 14 de enero de 2016. Buenas tardes.

Mi Cosecha de 2015. Maxi.

Archivo_000 (1)2015. El año de Aylan. De los refugiados. El año en que aprendimos en francés eso del Je Suis. El año del Daesh, ISIS, del «autoproclamado» Estado Islámico. El año de Syriza y su referéndum de agua de borrajas. El año del procès catalán. El año en el que nuevas formaciones políticas irrumpen en ayuntamientos y comunidades, el año en el que el bipartidismo en España ha quedado muy tocado.

2015. El año en que mis hermanos de Educablog y yo sacamos las #Edusohistorias. El año en el que he vuelto a cambiar de curro. El año en que he vuelto a la universidad. El año en el que han llegado a la cuadrilla Ane, Ekaitz, Xabi y Nahia y en el que nos hemos enterado de otros nuevos y nuevas que llegarán en 2016. El año de Burdeos, Santiago del Campo, Cáceres, la Costa Brava, Segovia.

2015. El año marcado en Regreso al Futuro. El (enésimo) año festivo para los fans de Star Wars. El año del león con gamba. El año del Ministerio del Tiempo.El año de los GIF’s los memes y demás zarandajas.

Pero, sobre todo, 2015 ha sido el año en el que se fue Maxi, mi padre. Tres meses y cinco días después del fallecimiento de mi madre, mi padre decidió acompañarla. Esta marcha estaba prevista, no sé si antes o después, la verdad, pero no nos pilló excesivamente por sorpresa. Pudimos despedirnos. Despedirse de un padre, despedirse de una muy buena persona (como era, en mi opinión, el caso) es duro, es jodido. Es muy triste. Pero viene bien. Así como lo de mi madre sigue siendo un shock incomprensible, lo de mi padre está interiorizado y elaborado. El adiós de Maxi propició, dentro de lo negativo, momentos curiosos y bonitos con mis hermanos que para nosotros se quedan. Momentos que se dieron en las horas de hospital y en recientes fechas cuando hemos tenido que juntarnos para vaciar la casa de nuestros padres, nuestra casa.

En fin, 2015 queda marcado, para mí, por el adiós a Maxi, mi padre. Esta noche brindaré por él y por mi madre. Espero que los que leáis esto también lo hagáis por lo que os apetezca o por quien os apetezca. Y espero y deseo que 2016 sea un año buen en general para todo el mundo y que, a ser posible, no me venga marcado, como los dos últimos, por las ausencias de seres queridos.

¡FELIZ 2016!

Mi Cosecha 2015. El fútbol.

2016 pinta bonito para el Barakaldo CF. Sí, ya sé que esto es un repaso a lo acaecido en 2015 pero precisamente por ello me atrevo a vaticinar que el nuevo año se prevé positivo para el conjunto gualdinegro. Y es que la primera mitad de la temporada 2015-2016 acaba de forma inmejorable para los dirigidos por David Movilla. Líderes en liga, con sólo una derrota en el casillero, firmando los mejores números de los cuatro grupos de la 2ªB y, lo mejor de todo en mi opinión, transmitiendo unas sensaciones de seguridad, ambición y poderío que hacía mucho no se veían en Lasesarre.

La temporada pasada, mismamente, se mantuvieron las opciones de clasificación para el playoff de ascenso casi hasta el final pero, sin embargo, el equipo generaba dudas, se le intuía frágil y no se veía sobre el césped la capacidad de generar ilusión. Fue una pena porque la plantilla, a priori, parecía muy competitiva y también porque me hubiese gustado que el último año de Alberto Romero como presidente del Barakaldo CF finalizase de forma exitosa.

Afortunadamente, como decía, las tornas parece que han cambiado. Algo ha cambiado, como ya me lancé a predecir (en modo absolutamente cienfebrista, obviamente) a principio de esta campaña. Y precisamente uno de los grandes responsables de ese cambio ha sido el mencionado expresidente. Romero y su junta directiva. Ellos cimentaron las bases de algo que parece que ahora mismo empieza a cristalizar. Sin sacar al club del pozo deportivo y económico en el que cayó al inicio de su legislatura, hubiese sido imposible que ahora las expectativas de los socios gualdinegros sean las que son. Por ello, de nuevo, despidiendo 2015, hay que volver a entonar ese Gracias, Alberto.

Pero fútbol es fútbol, como decía aquel, y por mucho que se haga una buena gestión desde los despachos si esta no se refrenda en el verde, poco se puede hacer. Y, en este sentido, podemos identificar, desde el pasado verano, a un claro responsable de que las cosas, también en lo deportivo, se están haciendo bien: don David Movilla.

El técnico de Romo, me consta fehacientemente, no era la primera opción para la directiva liderada por Orlando Sáez pero hemos de agradecer a los dioses que esa primera apuesta no fructificase y se decidiesen por Movilla. Así, el míster, acompañado por otro viejo conocido de la casa en la tarea de director deportivo, Iñaki Zurimendi, confeccionaron, en pleno estío, una renovada plantilla que por la procedencia de muchos de los futbolistas (muchos de ellos de fuera de Euskadi) y, por tanto, por el desconocimiento de los mismos, ofrecía dudas. Dudas que se fueron disipando prácticamente desde la primera jornada.

El juego de este Barakaldo ha recuperado las señas de identidad del club, basadas en la pelea, la brega, la lucha, la presión y una clara vocación ofensiva, incluso con el marcador a favor (algo que no debería destacar pero que hago habida cuenta de los recientes precedentes) Vemos ahora un equipo que transmite la sensación durante los 90 minutos de que el partido en liza no se va a escapar bajo ningún concepto. Y vemos ahora una plantilla muy compensada en la que se tiene la certeza de que juegue quien juegue lo va a hacer bien. O, dicho de otro modo, cada domingo hay 16 jugadores potencialmente titulares.

Evidentemente, este mérito hay que otorgárselo al entrenador. Pero más allá de ello, creo que el verdadero gran logro y ya gran éxito de la presente campaña por parte de Movilla, es el hecho de que el discurso, la idiosincrasia y el mensaje que genera la entidad ha virado del agorerismo, el escepticismo y el “no se puede” a la fe, a la ambición deportiva y al “sí se puede”. Una victoria que se está viendo en liga y que se ha visto en el otro gran hito gualdinegro de este ya casi extinto 2015: la participación del Baraka en la copa del Rey.

La actitud demostrada en esta competición ejemplifica bien a las claras de qué va este Barakaldo. No sólo en la eliminatoria frente al Valencia CF sino en las rondas previas, con la que le enfrentó al Huracán como culmen. Una comunión entre todos los estamentos del club que dan como resultado éxitos deportivos, sociales e incluso económicos (sí, deportivos también ya que, aunque se cayese contra un Valencia de Champions, la imagen mostrada por los pupilos de Movilla tanto en Lasesarre como en Mestalla ha reforzado, bajo mi punto de vista, el proyecto)

Y esto, amigos, no es casualidad. Es fruto del trabajo y de la planificación. De una dedicación brutal. Trabajo, planificación y dedicación son los principales rasgos que definen la labor de Movilla. Él no cree en la suerte. Así nos lo dijo en un encuentro que tuve la suerte de disfrutar hace un par de meses con el míster y un par de colegas más y que fue un hito más en ese ismo que ha nacido en este 2015: MOVILLISMO.

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Mi Cosecha 2015. Los discos.

Ay, quién me ha visto y quién me ve… Yo, que cada mes de diciembre me encargaba de elaborar el listado de lo mejor del año para La Furgoneta Azul. Yo, que estaba siempre al día de la actualidad pop conduciendo la propia furgoneta por las ondas de BI FM… Ay, yo, escuchando cotidianamente las novedades discográficas, consultando las publicaciones especializadas, adalid, con todo, de lo último que surgía en formato single, de los nuevos nombres que desembarcaban al circo del rock… Ay…

Bueno, en realidad, no era, ni muchísimo menos, para tanto pero, ciertamente, se me hace extraño consultar los tops de 2015 que publican los diversos medios y comprobar que conozco a muy pocas de las bandas reseñadas y, por tanto, heme aquí, tratando de elaborar mi cosecha disquera del año que está a punto de acabar y ver que la gran mayoría de los títulos y artistas seleccionados no aparecen en ellas y siendo consciente de que, de haber prestado más atención a lo publicado en estos doce meses, muchas de estas reseñas no tendrían cabida entre “lo mejor de”. O sí. A saber.

En fin, sea como fuere, me da para, al menos, dejar aquí diez referencias, las diez que más he escuchado, las diez que, si la memoria no me falla, he acabado comprándome en formato físico y, por lo tanto, entiendo que habrán merecido la pena… Va, arriba con ella… Mi Top Ten…

10.- BELLE & SEBASTIAN: “Girls in peacetime”. No es su mejor disco, ni mucho menos. Lo escuché porque lo tenía que escuchar. Lo compré por completismo (y porque encontré el CD a un precio más que competititvo) Y aunque hay algún tema que, lo admito, suena casi hasta ridículo (así me lo parece, por ejemplo, “The party line”, aunque luego veo a Nico bailarla cual poseso y me encanta), siguen quedando otros muchos con la sensibilidad, las letras y la calidad marca de la casa y eso, viniendo de una de mis bandas favoritas de siempre, ya es un tanto suficiente como para que aparezca aquí. Por cierto, espero que la actualidad nos traiga en breves buenas noticias al respecto del estado de salud de Stuart Murdoch.

9.- BRAND NEW SINCLAIRS: “This is Brand New Sinclairs & other chronicles”. Support your local team, que decía aquel. Pues sí, supongo que el hecho que sea una banda del pueblo habrá tenido que ver a la hora de sumarles a la lista pero, igualmente, este trabajo de los baracaldeses es realmente disfrutable. Han ganado, en mi opinión, acelerando su sonido hacia territorios más, ejem, rockanroleros sin dejar de lado sus querencias, ejem, rythmnbluesescas. Su directo, por cierto fue el que me conquistó, el que me llevó a pillar el LP y el que provocó, en definitiva, que me vea obligado a reseñarlos como uno de mis discos de 2015.

8.- COURTNEY BARNETT: “Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit”. Primera coincidencia con la ortodoxia mediática. Sí, este nombre y este título aparecen por doquier en revistas, blogs y demás familia. Y sí, disco interesante, molón, ecléctico (para bien) que, por momentos, ojo, me recuerda a Sheryll Crow. Ahí queda eso. Eso sí, ni me lo he comprado ni, en principio, me planteo hacerme con él.

7.- NEW ORDER: “Music complete”. Escuchando “Music complete”, el nuevo disco de los de Manchester, me viene a la cabeza el mensaje que Bernard Summer (o Peter Hook, ahora no recuerdo) lanzó hacia la mitad del concierto que ofrecieron allá por el 2006 en Boadilla del Monte (Madrid), en el extinto festival Summercase: “NO MORE GUITARS!”. Y empezó la fiesta. Una fiesta protagonizada por sintetizadores, bases, beats y demás cacharrería electrónica. Los New Order, en definitiva, parece que vuelven a mirar más hacia su época Ibiza y se marcan un álbum con el que han conseguido reconciliarse con muchos de sus fans decepcionados con sus trabajos anteriores. A mí, desde luego, me han vuelto a convencer y eso que tampoco es que les hubiese dado de lado cuando había más guitarras.

6.- DJANGO DJANGO: “Born under Saturn”. El primer disco de estos muchachos me entusiasmó. Tal es así que fue, para mí, el mejor trabajo internacional de 2012. Con este precedente, debía escuchar “Born under Saturn”. Y así lo hice. Y me gustó. Y aunque creo que no tiene la frescura de su predecesor, sigue resultando altamente interesante y siguen pareciéndome una de las bandas más a seguir la pista en la actualidad. He dicho.

5.- DMA’S: “DMA’S”. Mi rollo total, sí. Así es. Britpop oldschool el que practican estos mozos australianos con pintas de, esto es así, chavs de Bristol o por ahí. De hecho, por sus pintas, nadie diría que practicasen un pop como el que atesora el EP homónimo con el que les he descubierto y que, como veis, es uno de los que más me ha encandilado del presente año. Es más, diría que “Feels like 37” es una de las canciones de 2015.

4.- DISCO LAS PALMERAS!: “Asfixia”. Abrasivo. Intenso. Demoledor. Son algunos de los epítetos con los que me da por calificar el último álbum de los gallegos Disco Las Palmeras! Un muro de guitarras emocionante y unas letras en las que se aprecia una gran carga crítica hacia la realidad que nos rodea. Una agradable sorpresa para mí habida cuenta de que sus dos anteriores trabajos no me habían dicho mucho. Y si antes proponíamos un tema de DMA’S como canción del año, “Cállate la boca” no le va a la zaga, amigos.

3.- LOS GRANADIANS DEL ESPACIO EXTERIOR: “La onda cósmica”. No es que uno sea un gran aficionado a los sonidos más cercanos al reggae o al rocksteady o a cosas así. A decir verdad, son géneros que no me desagradan pero que me cansan al de pocas canciones. Por ello, otorgo un gran valor a “La onda cósmica”, el quinto trabajo de los Granadians, ya que me he merendado su LP del tirón unas cuantas veces. Me da la impresión de que tiene que ver con el hecho de que además de mantener sus señas de identidad ¿caribeñas?, han dado cabida en este artefacto a sonidos más psicodélicos y etéreos de modo que, para mí, se ha convertido en un caramelo delicioso, digerible y altamente adictivo. Además, me encanta ver cómo se contornea el enano cuando lo pinchamos en casa. Discazo.

2.- AIRBAG: “Gotham te necesita”. Y el título a disco del año nacional en mi casa se lo lleva… Tachán: “Gotham te necesita” de los Airbag. Y me digo que no podía ser de otra manera. Y no le pongo al nivel de “Alto disco” o “Manual de montaña rusa” porque me gustan demasiado pero, como mínimo, los iguala. Ponerte este disco supone un chute vitaminado con los ingredientes marca de la casa: punk-pop urgente y preciso, con sus letras costumbristas, frikis y veraniegas, con las evidentes referencias de siempre (Weezer, Los Ramones) Ni un pero a este trabajo. Merecida plata general, merecido oro local.

1.- SUFJAN STEVENS: “Carrie & Lowel”. Lo elegí como mi disco del año en las primeras escuchas. Porque es emocionante. Mágico. Onírico. Porque es sencillo. Íntimo. Porque tiene efectos sanadores. Porque recuerdo un día volviendo a casa, escuchándolo, y el sol se ponía y se produjo una extraña comunión con mi entorno. Una sensación de paz total. Es un álbum que transmite una espiritualidad para nada impostada. Absolutamente natural, no sé cómo decirlo. Y luego, una vez en casa, leyendo sus letras, dedicadas a su madre fallecida, aún lo valoras mucho más porque sabes que es un ejercicio brutal de terapia personal para el propio cantautor. Delicado. Sencillo. Maravilloso. Y, en este caso, me alegra comprobar que este “Carrie & Lowell” recibe una positiva unanimidad bastante amplia de las gentes que se dedican profesionalmente a esto de evaluar la música. No sé, no me cabe ninguna duda de que este es el mejor disco de 2015 o, al menos, el más bonito.

Mi cosecha de 2015. Los libros.

Pues se ha quedado un listado muy majo, la verdad. Pensaba que el hecho de que Nicolás sea un ciclón imparable afectaría al mismo, pero no. Han caído unos cuantos títulos, de diferentes géneros y estilos. Y aquí los presento, con el objeto de mirarme el ombligo y de jugar a crítico literario… Para estas cosas se hacen este tipo de listas, ¿no?

Un crítico literario, eso sí, que, posiblemente (ahora lo compruebo), no se ha leído ni un sólo título editado en estos doce meses.

En fin, va, venga, vamos… Estos son los 18 libros que he leído este 2015 ordenados del que menos me ha gustado al que más, ¿vale?

18.- CIEGO DE NIEVE. TRAFICANDO CON COCAÍNA (Robert Sabbag): Segunda o tercera vez que abandono un libro sin acabarlo. Me rindo. Será que no era mi momento para leer esta especie de gran reportaje-ensayo-biopic-novela de no ficción o lo que sea sobre un narcotraficante de cocaína en EEUU en los 70 o qué sé yo… Pero después de más de 100 páginas en las que me saturé y aburrí, decidí apartarlo a un lado y empezar otro. Ergo, se queda con el farolillo rojo.

17.- LA BALADA DEL MAR SALADO (Hugo Pratt): Mi primer acercamiento a Hugo Pratt y su legendario personaje, Corto Maltés. Aventuras y aventuras que me han conectado con algunas lecturas de cuando era crío (Capitán Trueno, Jabato y cosas así…) A pesar de ello, esperaba un algo más o, simplemente, es un estilo que me entretiene (y me enseña cosas) pero no me atrapa o no me apasiona.

16.- VALLE INCLÁN Y EL INSÓLITO CASO DEL HOMBRE CON RAYOS X EN LOS OJOS (VV.AA.)
: Interesante y entretenido pseudo-ensayo sobre un episodio científico-paranormal acaecido a principios de siglo XX. Lectura amena, diseño fantástico, geniales ilustraciones… Recomendable pero no imprescindible. Además, Valle-Inclán es casi una especie de anzuelo ya que la presencia del genial autor es prácticamente testimonial o muy pasajera.

15.- CANCIONES DE AMOR A QUEMAROPA (Nickolas Butler): Yo no recuerdo la serie «Treintaytantos» que debían dar en los 80 o así pero debía ser algo así como lo que ocurre en este libro, sustituyendo a los publicistas de la serie por el ambiente rural de la obra de Butler y, a partir de ahí, pues eso… Las amistades postadolescentes, las evoluciones vitales de cada uno y todas esas cosas tan cercanas. Uno de los títulos más cacareados en algunos mentideros indie que bueno, psché, es una novelita amable, liviana, con algunos momentos muy buenos aunque toda ella peca como de muy naif, no sé…

14.- DALÍ (Gilles Néret) / DALÍ: EL TRIÁNGULO DE L’EMPORDÀ (Jordi Puig/Sebastià Roig): dos frutos de una de las grandes fiebres del año, la dalíniana. Mis vacaciones estivales en la Costa Brava resucitaron un interés que se plasmó en la adquisición de una biografía (muy centrada en el lado artístico del pintor de Figueres, todo hay que decirlo) y otro libro de carácter más antropológico o geográfico, en el que inserta al excéntrico personaje con sus lugares más, digamos, suyos. Amenos, didácticos y eficaces para apaciguar (¿O aumentar?) mi febrícula.

13.- EL JUEGO LÚGUBRE (Paco Roca): lectura derivada, al igual que los títulos anteriores, de mi fiebre por Dalí. Paco Roca reproduce, en formato cómic, unos capítulos de un facsímil de un tal Jonás Arquero en el que relata, mezclando realidad y ficción, los días del autor como secretario de Salvador Dalí en Cadaqués quedándole una historia cercana al género de terror con el excéntrico artista como principal protagonista. Como todo lo que he leído de Roca, muy disfrutable.

12.- CHAP CHAP: UNA ANTOLOGÍA CONFESIONAL (Kiko Amat)*: me salto una de mis autoimpuestas reglas en el noble arte de la confección de listas de fin de año al incluir un título que aún no he terminado (bueno, en el caso del libro de Robert Sabbag también me he saltado esa norma aunque por causas diferentes) A pesar de ello, a pesar de no haber llegado al final (me quedan poco más de 50 páginas, por otra parte), al tratarse de un compendio de artículos del escritor catalán Kiko Amat, me vale para poder evaluarlo como un libro por momentos muy divertido, en el que el filo-mod autor demuestra lo bien que se maneja con la pluma pero que también peca de irregular (es decir, también hay artículos que son un poco flojetes) Mucha música, mucha literatura, mucho costumbrismo, mucha nostalgia y sí, de nuevo, bastante humor. Vamos, que mal sabor de boca no me va a dejar, no.

11.- EL HALCÓN MALTÉS (Dashiell Hammett): un clásico del género negro con ingredientes como detectives, mujeres fatales, intriga… Que se lee en un pimpampum… Un título que no había leído y que, con sus puntos ingenuos propios de la época en que fue escrito, disfruté y al que llegué arrastrado por otra lectura que veréis en puestos más altos.

10.- ESPAÑA NEGRA (Emile Verhaeren/Darío de Regoyos): Muy amena lectura de este librito – publicado en su primera edición en 1899 – que ofrece una visión de España tétrica y oscura. Mola mucho como libro de viajes, siendo estos siempre, por parte de los autores, en tercera clase, acompañados de los más parias en sus paradas, etc…

9.- EL FÚTBOL A SOL Y SOMBRA (Eduardo Galeano): como en el caso de Chap Chap, aún no lo he terminado. Como en el caso de la obra de Amat, tampoco es indispensable acabarlo para incluirlo en mi cosecha porque también es un libro de relatos, pequeñas piezas o cuentos con el balompié como protagonista común. Es un título que he empezado con un cariño especial porque fue un regalo de una magnífica mujer que sabía que me iba a gustar (un besazo, Arantza) Y, la verdad sea dicha, por un momento (sobre todo en los primeros relatos, en el prólogo y demás) pensé que la certeza de mi amiga iba a estar equivocada. En mi primer acercamiento a Galeano, iba encontrando algunas de las cosas que confirmaban mis sospechas o prejuicios: estilo sobrecargado, excesivamente poético, ampuloso, como muy mágico, como muy sudamericano, no sé… Pero hete aquí que, sin saber muy bien cómo, este Fútbol a Sol y Sombra me ha ido atrapando, conquistando… Y ahora me descubro ante un libro riquísimo, divertido (muy fan de los capítulos dedicados a los mundiales y la siempre cercana muerte de Fidel Castro), crítico y que coincide, efectivamente, con las ideas que me gustan tanto del deporte rey como de la propia literatura. A poco más de treinta páginas de acabarlo, gracias Arantza.

8.- SÓLO UN MUERTO MÁS (Ramiro Pinilla): la lectura que me llevó a degustar ‘El Halcón Maltés, como he dicho más arriba. Una obra en la que su protagonista, Samuel Esparta, es un librero que se viste (literalmente) de detective para investigar un asesinato producido diez años antes en su localidad… Asesinato que se produce en Getxo, en el universo creado por Ramiro Pinilla en su excepcional trilogía «Verdes valles, colinas rojas», con sus escenarios, personajes, mitos y demás… No es la única novela con Esparta de prota por lo que seguiremos sus movimientos.

7.- SCUNTHORPE HASTA LA MUERTE (Iñigo Gurruchaga): El fútbol es un juego que comienza a las tres de la tarde de un sábado inglés. A pesar de que interpreté como excesiva la contextualización sobre el Scunthorpe, sobre Alex García-Calvo o sobre la historia del fútbol en general entre otras, Iñigo Gurruchaga consigue soltar una traca final que hace que toda esa «paja» se redondee y quede una historia, pues eso, redonda. Y claro, si además de este valor estilístico, le añades el alto grado de identificación que he alcanzado con la historia del Scunthorpe United y su hinchada al ser yo aficionado de un equipo pequeño… Pues eso. Por supuesto, apunten un nuevo fan del The Iron.

6.- LA CUMBRE DE LOS DIOSES (Jiro Taniguchi): no me extenderé ya que ya lo hice en este post, Fiebre Taniguchi, que le dediqué el pasado mes de febrero. Junto con el número 4 de esta lista, el mejor cómic (bueno, sus cinco tomos) que he degustado en 2015.

5.- YO, ASESINO (Antonio Altarriba/Keko): ya les he anticipado en el número 5 que el mejor cómic del año es éste, Yo, Asesino, de Antonio Altarriba y Keko. Como en el puesto anterior, no me extenderé porque también esta maravillosa obra tiene post propio en esta santa casa por lo que les conmino a que lo visiten.

4.- LA MESA LIMÓN (Julian Barnes): Once relatos muy diferentes entre sí, con la vejez como nexo común y una pluma brillantísima, como mínimo. Un estilo áspero e inaudito del que quiero más. Leer La Mesa Limón y elevar a los altares a Julian Barnes. Leer La Mesa Limón e incluir a su creador en uno de mis autores favoritos. Cienfebrismo máximo. Julian Barnes también tiene, claro, su post en el blog.

3.- HOMENAJE A CATALUÑA (George Orwell): Magnífico relato de los primeros meses de la guerra civil española por parte de un Orwell que acudía en calidad de periodista y, finalmente, acaba participando como miliciano del POUM en las trincheras del frente de Aragón y en la convulsa Barcelona de la época. Escrito que resta heroicidad a la contienda, que desmitifica las batallas. Asimismo, «Homenaje a Cataluña» es una crónica política que ayuda a entender muchas cosas o que ayuda a ver y entender la incomprensible lucha intestina política del bando republicano. Por último, también es una extraordinaria fotografía de una España miserable plagada de personas virtuosas que impactaron al genial autor inglés. Lean, si les apetece, un pequeño texto que ya le dediqué en su momento a un fragmento de este libro en Cienfiebres.

2.- MALDITO UNITED (David Peace): dicen que es uno de los mejores libros que se han escrito jamás sobre fútbol. En mi opinión, se quedan cortos. Es uno de los mejores libros que se han escrito, así, en general. Tremendo. No me extiendo. Ya lo hice aquí.

1.- LOS CUERPOS DESNUDOS (Ramiro Pinilla): bueno, en cierta forma, ya contaba con ello. Ya contaba con que iba a ser, si no el mejor, de lo mejor que leyese este año tras haber disfrutado como disfruté con la primera parte de la trilogía «Verdes valles, colinas rojas». No me extenderé. Ya lo hice aquí.

* Éste es el único libro que he leído en 2015 editado en 2015.

PD: la foto es de mis Paredes que Hablan.